domingo, 29 de abril de 2007

Contactos que no se pueden explicar (MM)

En el siglo XXI
quién se inspira
observando una fuente

si hay pájaros
que ya no vuelan por aquí

Detrás de las ventanas
la mesa de un bar
una sicóloga
intenta carcomerle los sesos

de su condición de mal escritor
de falso amante
del mismo amor

fiel al deceo
que vestido de casualidad
aparece de repente
en la esquina del barrio
donde él, más miedo siente

así fue todo
él desparramaba palabras
que probablemente alguna vez
un juéz llamado dios
calificará de pecado...


Olvidado del pasado, se fue olvidando también de todo. La sicóloga al amanecer se fue. Pasaron los días y aunque vacías estaban las mesas él seguía allí. En el mismo lugar.

viernes, 27 de abril de 2007

Cronología de un trauma (Nicolás Gramajo)

Su mano sutilmente se posó bajo su nalga con un poco de miedo a lo desconocido y esbozó una sonrisa como la de un niño al recibir un regalo el día de su cumpleaños, o ver los regalos al costado de los zapatos, bajo el pino artificial (que pide a gritos una renovación de chirimbolos y guirnaldas, además de las luces que alguna vez fueron intermitentes). Esos regalos brillantes envueltos en un papel plateado que ya lo había alegrado en un par de ocasiones anteriores (aunque el no lo note)
Ese glúteo, celulitoso, un poco arrugado y desnudo, le pareció la imagen más excitante que ha visto en su corta vida.
Sus dedos sudorosos quisieron tomar cada detalle de ese instante tan breve como la brevedad y desearon que durara lo más posible, para luego poder recordarla y sentirla al llegar a hundirse en su ya apozado colchón.
La voz grave y experiente oculta bajo un nombre artístico no se dejó conmover por las finas cuerdas vocales del chico y tasó a su discreción cada parte de su ya reseca y gruesa piel, como queriendo intimidarlo, o por su simple ingenuidad a la hora de negociar.
Sus pechos, poco turgentes y mirando hacia abajo, eran levemente cubiertos por un sutién de mala calidad, lavado demasiadas veces, prácticamente transparente y con algún remiendo, pero a pesar de todo lo llamaban, decaídos y un poco estriosos, dando parte de que ya habían vivido lo suficiente, posaban para una fotografía de almanaque en su cabeza un poco infantil, que todavía no se decidía si mirar dibujos animados o películas de esas que los chicos de su edad miraban encerrados en su cuarto y en mute.
Esos cabellos que alguna vez fueron morochos y otras veces rubios hacía un par de semanas estaban pidiendo un poco de tinta, una decisión, en las puntas un amarillo mas ocre que amarillo y en las raíces un negro que a su vez disimulaba alguna que otra cana, seco, muerto, sin vida alguna, parecería que ya cumplió con su razón de ser, su función y está entregado. La tinta barata y la grasa del sudor casi permanente lo ha hecho retorcerse y quebrarse.
Los labios rara vez besados parecían cuarteados, ásperos y gruesos formaban parte de un conjunto de aproximadamente cincuenta veranos y cincuenta y una primaveras.
Tembloroso introdujo su mano en el bolsillo del cardigan tejido poco tiempo atrás por su madre, con pelusa y papeles de caramelos y sacó todo su abultado capital de monedas y billetes de poco valor, ahorrados para alguna ocasión especial de su merienda y muy dificultosamente contó peso a peso su fortuna y arrendó un pequeño fragmento de la tierra prometida por aproximadamente siete minutos y medio.
Al otro día despertó no tan temprano como todas las mañanas creyendo haber conocido al amor de su vida, la madre de sus hijos, futura cuñada de su hermano mayor (quien se la presentó), con el desayuno recién preparado por su madre, caliente, al costado de la cama cubierta por una colcha de Bob esponja y descubrió dos pelos nuevos en la sombra de su bigote.

Hojas oscuras ("Wait")

Una pared a media luz,
dos faros que luchan en el oleaje,
contraste,
un ordenador con líneas impensadas
al costado de un teléfono silencioso.
Son objetos que describen
esta noche interminable.

Un sentimiento nuevo, una vocación nueva
o tan solo una locura temporánea,
las llaves que tengo a mi derecha
van a indicar el camino.

Gritos,
muchos gritos en silencio
y olores que son todavía nauseabundos.
Respuestas a una pregunta nueva
que se empieza a redescubrir, recordatorios,
hojas con un valor oscuro e intramundano,
nuevo para este ser.

jueves, 26 de abril de 2007

Idas, vueltas y perros ("Wait")

Los cuentos de la gente hacen mal a la salud
aunque vendas tu ataúd,
tu destino esta sellado
pero nunca creas que tu destino esta enjaulado,
como un perro arrinconado
por un cimarrón encarnizado.
Tu futuro siempre puede ser cambiado
si algún día te ayuda algún abandonado,
Lo anterior será remasterizado.

405 ("Wait")

El humo de los ómnibus caminando hacia el mar.
Ese mar donde unos muchos supieron amar
y que otros lo utilizaron para callar,
es mi unión hacia ese otro lugar
ese en el cual no quiero pasar sino que me quiero quedar.
Entre libros y teclados yo me quedo acá aislado,
¿me estaré volviendo un pirado?,
¿vale la pena ser un licenciado?,
para ser solo juzgado
por mi pensar acorralado.
Después de eso solo creo que soy un tarado
el cual mira para otro lado,
dejando mil interrogantes planteados.

Pero sigo aquí y tal vez... M.C.M

Se me han acabado las palabras
Y hasta tal vez las ganas de escribir
Últimamente no escribo nada

Esta no es esta noche
De seguro debería ser otra
Más triste más fácil

Pero una débil joda del quien sabe qué
Me esta dando en las neuronas
Sucias ya mueren
Acabadas de tanto vino tinto

Es que los minuteros
Vienen con trampas que no se esperan
Y te puedes suicidar en ellos y ser un idiota más

Pero sigo aquí y tal vez
Con menos ganas de escribir que hace unas horas
Puede que si pero a ti lector sin ojos no te ha de importar


El sabía que ya se había acabado el camino. Que algo se había perdido en las veredas. Aquella noche que llovió más de lo que ambos esperaban, pocas cosas se habían mijado... era un hombre demasiadamente sensible y se castigaba escuchando tipos como sabina. Alguno más también. Pero sabía que acostarse sería suicidar más neuronas contra la almohada, un intento estúpido, nada poseía sentido nada nada nada.

Más de todo menos de ti M.C.M

Sentado entre tanta sensibilidad
Se me dio por escoger
Que cosas eran más insensibles
Y cuales me hacían sentir un idiota

Sentado aquí en la terraza
Acompañado por el perfume
Una insensible mujer
Me apuñala con excesos

Sentado aquí creo ser capaz
De analizar la "vida"
Pero es tanta... es tanta
No tengo claro por dónde empezar

Sentado entre tanta duda
Ya no sé que es "vida"
Tanta lastima no cabe en un porta retrato
Soy solo un cadáver que después de muerto

Algún insecto degustara

miércoles, 25 de abril de 2007

Esta noche a mi lado ("Sancho Panza")

no quiero regalar rosas ni recordar aniversarios
no quiero andar de la mano ni presentarte ante fulanos
no quiero tu sonrisa en un cuadro ni el reflejo de tus ojos en los míos
no quiero q acaricies mi pelo ni preguntes como estoy
no quiero conocer tus ademanes,
no quiero tener canción de pareja
no quiero saber que pasaría si te dejo
no me abraces no me toques

no quiero discutir tus terquedades
no quiero saber de tus lunares
no quiero recordar el nombre de tu perro
no quiero conocer cuanto me extrañas
no quiero tu cintura cerca de la mía
no quiero distinguir entre roza viejo o rosa nuevo
no quiero tu sombra sobre la mía
no me mires no me llames

no quiero saber tu segundo nombre
no quiero preguntes por las que fueron antes de ti
no quiero des por sentado que te quedaras
no quiero que hables de compromisos
no quiero cierres la puerta con doble cerrojo
no quiero me tientes al olvido del pasado
no quiero tener la debilidad de no decirte cuando te vas
no me invites no me incites

no quiero conocer tus mañas
no quiero me hables de tus amigas ni de patrañas
no quiero que planifiques futuros desgastados
no quiero tener tu presencia en la mesa
no quiero saber como tendría que ser
no quiero beber tu elixir de persuasiones
no quiero embriagarme en tus parlamentos
no me celes no me ames

solo quédate esta noche a mi lado

No tan irreal ("Sancho Panza")

Se paró frente al espejo y el mundo se le perdió. no sabía bien donde se encontraba. todo era nebulosa. el tiempo no corría, apenas y caminaba. Un camino de piedra se encuentra frente a sus pies, por el pasan diversas figuras q su subconsciente hace aparecer y desaparecer, como si de un desfile se tratase. Primero la modelo, alta, rubia de ojos claros, vestida con la última tendencia de algún diseñador de milano. Después una mujer en un escenario, una multitud a su frente y una canción de rebeldía, quizás demasiado comercial, quizás no. Atrás viene la pareja del año, el de gorro ella de lentes, inútiles intentos de discreción, los siguen un grupo de paparazzis asfixiándolos, casi estrangulándolos por dos palabras. Atrás vienen tres números, primero el 90, luego el 60 y nuevamente el 90. Luego todas las imágenes se desvanecen, a lo lejos se ve una persona, cada vez se acerca más. Irreconocible hasta q se esta frente a frente, es ella, con unos años más y con el cuerpo totalmente desconocido, el sobrepeso q denota es por demás aterrador. Su otro yo comienza a llorar, las lagrimas corren por su inmenso abdomen hasta llegar al suelo, llora, llora y sigue llorando, pronto se forma un mar de llanto y su otro yo queda sumergido en el. En ese momento, sale del espejo, se dirige al baño, se arrodilla ante el inodoro e introduce sus dedos hasta la garganta.

viernes, 20 de abril de 2007

Walking around you (Nicolás Gramajo)

Walking alone through the deep street
on a wednesday night
I could see the pain in your face,
Sitting on a stair
Your tears got your cheeks wet,
in silence.

We got down in a grey and dark cloud,
and suddenly I felt your lips
over my mouth.

After that, your tears
turned into shine diamonds
and the moon appeared
over our heads.

jueves, 19 de abril de 2007

Calma post-bélica (Nicolás Gramajo)

Se enciende una fuerte luz
después de la batalla
entre las sábanas descoloridas,
y esta se plasma en la amarilla
página de block con difusos renglones.

Mientras el enemigo se hunde,
dormida,
en el viejo colchón,
se quema el papel
que envuelve el tabaco,
y se vacía el vaso con escocés
de mala calidad, ya sin hielo.

Todavía se siente el aroma
a pólvora quemada
y suena el escandaloso
ruido del silencio.
Las ropas, rasgadas,
juegan escondidas
por todo el campo de batalla.

Ni vencedores ni vencidos,
la bandera blanca ondea,
colgada del mástil,
pero nadie sabe cuanto tiempo
durará esta tregua.

Desde aquí se percibe el calor
que desprende el cuerpo inmóvil,
desnudo,
haciendo caer una gota de mi frente,
mojando las hojas
y apagando las velas.

domingo, 15 de abril de 2007

Sin un porque (Martín Cedrés Martínez)

Cuál es la voz
que escucha sin ejecutar
sin mandarte a la hoguera

porque en esta partida
todos los movimientos
lastiman la PIEL

voces de cuerpos que no veo
y sin plumas en la espalda
cobarde y juez

dónde esta el pincel del motivo
pues que pinte de otros tonos
estas oscuridades sin porque

quizá no tenga nada que ver
pero hay Frío aquí
un frío que duele

Palabras que valgan la pena

Imposible pensar
En esta calle
oculta de mis neuronas

creo que ayer
perdí la cuenta
de cuantas son las palabras
que hacen que una charla
se vaya al Carajo

Aquí sentado esta vez
ya voy dudando si habrá otra vez
mientras los truenos cierran aquella puerta
puede que la noche no sea igual a ayer
Puede que NO

sábado, 14 de abril de 2007

Entre miradas y bandoneones (Nicolás Gramajo)

Mi mente descansa en calma
entre pianos y bandoneones
llorando tangos de Troilo y Dicepolo.
Mis oídos se destapan
de contaminación escuchando
esos versos tristes
de voces graves.

La pareja estruja el suelo
de la improvisada pista
sin pudores ni vergüenzas.
Emanando sensualidad,
su media oscura
acaricia la firme pantorrilla de el,
mientras las miradas se sostienen,
firmes, en las pupilas de en frente.

Su mano acaricia con delicadeza
el hombro
y la de él baja sin miedo
por su fina cintura,
estremeciéndose.
Y la viola de Gardel,
entre cortes y quebradas
vuelve con la frente marchita
a hacer vibrar aquellos corazones
melancólicos.

jueves, 12 de abril de 2007

Autopsia de un cuarto de pensión (Nicolás Gramajo)

Bordoneando cosas sin sentido
en un cuarto pasajero,
el olor a incienso mezclado con humedad
y ruidos ruidosos al otro lado
de la gran puerta de madera
de casa antigua.

Un día nublado para mi cabeza,
pero con dos libros nuevos en mi biblioteca.
El miedo a salir al exterior se hace casi insoportable,
y me refugio en esta cueva,
solo,
con mis cosas,
mi lápiz, mi libreta, un cigarrillo encendido
y una fotografía que no me logra conmover.

Sanando heridas van saliendo acordes
enganchados con palillos,
y la taza de café deja caer un par de gotas
por el costado con asa rota
manchando algún escrito ya manchado.

De repente se apagan todas las luces,
y queda una escalofriante oscuridad
salvo por dos puntos anaranjados,.
pero desgraciadamente,
esa calma no duró más de cinco segundos
que se llenaron de música y silencio.

La boca de mi acompañante de madera
no se aburre de cantar sonetos
y acompañar recitando poesías
que modelan en lomos
autores reconocidos y desconocidos.
Y la cama aún sin tender, me espera,
Sola,
vacía.

miércoles, 11 de abril de 2007

Cuestionario II (NicolásGramajo)

¿Como no odiar esta gris
e inevitable melancolía
si yo nunca te pedí esta libertad?

¿Cómo no sumergirme
en esta tristeza
si tocar tu piel ya no existe
ni en mi recuerdo?

¿Por qué no debo llorar
si añoro cada día mas
la breve distancia entre los dos?

¿Por qué no hundirme
en el silencio y la soledad
si cada noticia tuya me resulta espeluznante?

¿Por qué no alzarme y gritar
con todas mis fuerzas al viento
si ya nadie me escucha?

¿Quién dice que debo caminar
despierto y con los ojos abiertos
si nada de lo que hay para ver me interesa?

¿Por qué la gente sigue hablando de colores
y yo no dejo de pintar naturalezas muertas
en blanco y negro?

¿Tengo que seguir soñando contigo
y tocando melodías tristes en tu honor?

¿Cómo no extrañar
nuestras estúpidas peleas
si no había nada más lindo que la reconciliación?

¿Cómo no querer acariciar el olvido
si al último óleo desnudo que me regalaste
se le ha corrido ya la pintura entre lágrimas y sudor?

Sinceramente... ¿crees que me merezco todo esto?

Al hombre de lindos ojos (NIcolás Gramajo)

Aquí se termina este viaje
el cual hubiera deseado
que durara más,
suena el tan odiado despertador
asesino de sueños y caricias,
“aquí se termina tu boleto”
dice el despiadado guarda.
Y en su interior esa noticia
cavó un profundo pozo.

Sin terminar de entender el por que,
sin muchas razones justificativas
de esta separación,
vino a mi,
con lagrimas ensopando su rostro.

Se acostó escuchando tu música,
creyendo que ahí encontraría las respuestas,
pero hablaba un idioma
absolutamente desconocido,
dejándola solo con más preguntas
¿Qué diccionario descifraría esas señales?

Ahogada en un diluvio
y tras una copa de vino oscuro,
me preguntó
donde podía colgar su desilusión,
y yo,
que nunca me doctoré en dar consejos,
tan solo pude emitir un sordo silencio.

Sus lágrimas llenaron mis ojos
y mis hombros,
mientras tu permanecías
acodado en el bar de miradas encontradas
y guerras entre tribus indígenas,
inventando esperanzas
en corazones inocentes,
dibujando paraísos con un lápiz de mina fina
y una goma de pan en el codo.

Discutiendo en silencio (Nicolás Gramajo)

La frecuencia modulada
comienza a perderse y mezclarse,
haciendo interferencia.
El aire en la habitación
comenzó a espesarse cada vez más
y apenas entraba (y con dificultad)
por los orificios de la nariz.

Los vidrios comenzaron a empañarse
y el silencio se tornó
cada vez más incomodo.
Las caras largas y ojos extraviados,
se fueron contagiando,
cayendo como fichas de dominó.

El molesto ruido de la radio
ya perdió importancia
y los oídos se acostumbraron
hasta no oírlo,
las miradas se esquivan
y si por casualidad o curiosidad
se encontraban,
un leve e indescifrable gesto
era continuado por miradas al suelo.

Dos cabezas viajan solas en el comedor
a lugares totalmente distintos
(o no tanto),
los sentidos parecen desaparecer
o bloquearse,
y solo se encienden cuando el otro
toma una bocanada de aire
como para decir algo,
pero luego es despedida con furia
en forma de suspiro.

Ridículas sombras de piernas largas y cuerpos cortos (Nicolás Gramajo)

A no más de quinientos minutos
de que te escribí la última carta
insisto en esto.
Ahora la sombra se hace cada vez mas larga
y ridícula,
de a poco se oculta el sol
y esta es la tercera vez
que veo el mismo atardecer
(antes y después de la duna).

Más solo que acompañado
y en silencio,
sin ganas de hablar con nadie
que no seas tu.

La pequeña península
De pocos ranchos y faro
Aun está iluminada
Y vestida de anaranjado.

Juntos pero solos y en silencio (Nicolás Gramajo)

Creo que ambos sabemos apreciar
lo bueno de caminar juntos
pero solos y en silencio,
humedeciendo nuestros pies
y salpicando nuestras rodillas,
viendo el agua color verde,
azul verdoso y blanca.

Con nuestras cabezas
a cientos de kilómetros de aquí
y juntando pedazos de vidrios opacos
en la arena
y caracoles agujereados.

Dejando huellas
que pocos segundos más tarde
serán borradas por alguna ola.
El viento sur despeina
hasta lo que nunca fue peinado,
el agua, pertinente e incansable
erosiona rocas
y restos de algún barco en la orilla.

Sin apuros, mi sombra camina frente a mí
escribiendo quien sabe que,
y un poco más adelante
se contornea y tiembla
entre las escasas huellas profundas,
ahora sobre la arena seca y suelta,
la otra sombra.

Derritiendo parafína se decretó el exilio (Nicolás Gramajo)

Niña, no te asustes
que ya está por amanecer.
Olvídate de las bocinas,
las computadoras, la contaminación.

A tres horas de haber cerrado
el último bar con olor a confianza
y cinco (o seis) cervezas después
(donde aún permanecíamos,
derritiendo parafina del lado de afuera),
se decretó un exilio hacia la playa.

Deja de pensar en agendas,
relojes, y gente que camina cabeza agacha,
toma esta imagen del mar
levemente iluminado por la luna
como velador,
llena tus pulmones de este aire
para llevar un poco
a la gris jungla de cemento.
Llénate de esta música
de grillos, olas y viento.

El cielo comienza a hacer uso
de su paleta de colores
llenándose de rozados, violetas,
celestes (escuela), amarillos
y muchas pastas más.
Todavía queda alguna estrella
visible al oeste
y los primeros pescadores
salen a desenredar sus redes
con los ojos entrecerrados y un poco de resaca.

El cielo comienza a disolver
algunos de esos colores,
pero sin perder su magia,
y el sol,
más grande que de costumbre
termina de salir de la cuna del mar
parcialmente oculto detrás de alguna pequeña nube
matizada en cientos de gamas.

En este recoveco de tu cuerpo (Nicolás Gramajo)

No se si es la predisposición
a la imaginación o que,
pero en este lugar tan mágico
las deas parecen andar volando
como mariposas de colores
fáciles de cazar.

Las frases entran sin golpear la puerta
en cualquier momento
y se instalan para quedarse.
Los cinco sentidos y alguno más
encuentran todo lo necesario en este lugar,
la música, la gente, el sonido de las olas
reventando sin mucha furia,
el viento suave del sur,
las casas escondidas entre la arena,
que pintan un óleo mas inspirador
que cualquier musa o sirena.

Las habitaciones se llenan
de hadas de los sueños,
poniendo su mercancía en exposición,
a la vista y al alcance de todos,
y aunque nadie las corra
no parecen tener ganas de irse a descansar.

MUNDO, en este recoveco de tu cuerpo yo me quiero quedar.

Piratas y bucaneros (Nicolás Gramajo)

Creyendo que iban a encontrar
Millares y millares de monedas de oro,
Los malhechores procedieron
A ingresar a su casa.
Pero no encontraron más que
Adornos baratos y joyas de bijouterie
¿acaso eran mentiras esas historias
de tesoros encontrados y batallas ganadas?

Aquellas arcas de dinero y riqueza
que se encargó de difundir,
No parecieron ser más que
Algunas vasijas de barro
Y ropa de segunda mano,
Aunque no hay que confundirse,
Nada de eso es poco digno, o todo lo contrario
¿pero que sentido tiene inventar historias
que ya son pocos los que la creen?

Segunda sinfonía de Mar en Mi menor (Nicolás Gramajo)

La esquina superior derecha,
o inferior izquierda
(depende a que hora de la noche se lo mire)
del colchón de alquiler
mostraba una simetría con sombra de luna
de la cabecera de hierro de esta antigua cama
(con resortes)

Un poco de arena entró durante la tarde
por la ventana con mosquera rota
y reposó sobre la colcha.
La luz de la luma me permite escribir
a las tres con cuarenta y cinco de la madrigada
con el farol apagado.
Esa luz toma más fuerza al reflejarse
en el espejo astillado
que alguna vez mostró mi rostro feliz,
mientras los sapos y ranas
cantan y corean una melodía desconocida.

Un antiguo reloj de pared
indica las cinco y veinticinco,
pero no se mueve de allí,
parece tan estancado como este pueblo,
detenido a las cinco y veinticinco de un...
digamos que seis de febrero
de algún año de la década del cuarenta...
digamos que el cuarenta y cinco,
donde todo era paz y armonía.

Ese pueblo de pescadores todavía se junta
en el bar a escuchar cualquier partido de fútbol.

Doce segundos de relativa oscutidad (Nicolás Gramajo)

La luna más brillante de mi vida
Creaba una sensación de claridad
Muy similar a la del mismísimo sol,
Pero al cielo no parece importarle
La luz que tenga hoy la luna
Ya que dejó salir a todas las estrellas
A bailar y ninguna se negó.

Todas las estrellas
Descubiertas hasta el momento
Y seguramente alguna más también,
Salieron a divertirse en esta mística noche.
Las mayores de edad, las menores,
Las más altas y lejanas
Y las mas cercanas
Se vistieron de gala esta noche
Dibujando obras maestras en el cielo.

Hacia el sur un horizonte tan recto
Como inalcanzable,
Y a mi alrededor algunas pequeñas cabañas
Con techo de paja,
Pisos de arena y velas;
Alguna fogata en la playa y a lo lejos
Denota la existencia de otros seres
Casi humanos
Y entre los grandes relieves de arena
La luz dibuja un semicírculo
Cada exactamente trece segundos.

Miss paisaje usa perfume a jazmín (Nicolás Gramajo)

Hoy me crucé con Miss paisaje
Desnuda por la calle de tierra
Y no me atreví a hablarle.
Estaba sentado en la ventana
De un segundo piso,
Con los pies colgando en el vacío
Y fumando un cigarrillo importado
Cuando la vi.

Tenía olas no tan grandes
Y sonido a viento,
Los grandes médanos
De fina arena y agudas puntas
Parecías mirar fijamente hacia arriba.

Por su cabeza pasaba gente linda y culta,
Jóvenes con aires de rebeldía,
Ancianos que alguna vez fueron esos jóvenes.
Y una fuerte fragancia a jazmín llegó a mi.

La luz que emitían sus ojos de luna
Era prácticamente encandilante,
Hasta el punto en que se dificultaba
Mirarla fijamente (pero era tan hermosa...)

Tras un día de oscuros nubarrones
La noche se colmó de estrellas
En su cara, evitando así pasar desapercibida.
La luna no se reflejaba solo
En el hermoso mar de su cuerpo,
Sino en la totalidad de su ser.
Y la ausencia de luces artificiales
Le agregaba un plus a su belleza.

La peor parte de la historia
Es que no había una Polaroid
Que registrara ese momento.
Soledad, mi única acompañante,
Es ciega, sorda y muda,
Y hasta la más incondicional de mis novias
Me puso excusas poco creíbles de desafinación
Para no venir conmigo.

Ahora no me queda más
Que quedarme hablando con Soledad
Aunque no me oiga