martes, 2 de septiembre de 2008

Apología a la locura (Nicolás Gramajo)

Hoy he visto locos,
locos de la mente,
locos de soledad.

Locos de tristeza,
locos de hambre,
locos desorbitados.

Locos adictos,
locos de felicidad,
locos poetas y músicos.

Locos de aburrimiento,
locos del trabajo,
locos sexuales.

Hoy he visto locos,
de todos los tipos,
y una incontable masa de locos de mierda.

Montevideo, Buenos Aires, Hong Kong,
están llenos de locos.
Es un virus ya instalado la locura,

en todos y cada uno,
diferentes, si,
pero todos, de locos, tenemos un poco.

En otra cama (Nicolás Gramajo)

Tu cuerpo en otra cama,
si, es como si l pudiera ver,
en cada uno de mis portarretratos.
Tu cuerpo, piel, tripas, carnes,
sin alma, sin corazón,
con la cabeza en mi cama
o en cualquier otra.

Tu cuerpo en otra cama,
regalando suspiros, caricias y besos,
vacíos,
vacíos de pasado y de futuro,
solo un presente impresentable,
unas sábanas gastadas
donde nunca nadie durmió.

Un desalmado oportunista
bebe tu transpiración, brutalmente,
mientras yo la derramo,
por los ojos,
sazonando mi café.
Tu perfume impregnándose
en otras almohadas,
mientras todavía
no logro quitarlo de la mía.

Tu cuerpo en otra cama
es mi condena, mi pesadilla,
mi rutina,
sentir como juegan con tus piernas,
a la distancia, tibias.
Esa es mi pena, mi agonía.
Tu cuerpo en otra cama
No tan vacía
como en la que hoy intento dormir.

Beso y fuga (Nicolás Gramajo)

Hoy la muerte pasó por aquí,
en silencio, sin aviso.
Se acercaba cada vez más,
y a cada paso la veía más atractiva.

De repente me besó la mejilla,
lo mas cerca de la boca posible,
casi rozándola, y me sedujo,
por poco no me convence.

Me acarició la cara
y no sentí miedo,
estaba en un estado de entrega,
pero me atravesó y siguió.

Hoy le toco al de al lado,
hoy solo me guiñó un ojo,
pero ya conozco su cara
y dudo que tarde en volver.

Huyamos de aqui (Agustina Velázquez & Nicolás Gramajo)

Vayámonos hoy,
a donde nadie nos reconozca en la calle,
donde haya un mundo por hacer.
Vayámonos a un lugar al azar,
pequeño,
sin equipaje, sin pasado,
descalzos y desnudos.
Tristes y solitarios,
quemando la tristeza en el fuego,
felices, sin cansancio,
creando un mundo nuevo.
No necesitamos decirle a nadie,
nadie tiene que saberlo.
Vayamos por la orilla de algún río,
así nadie podrá seguir nuestras huellas.

Saquemos nuestras almas golpeadas de aquí,
vayamos tan lejos como sea necesario,
para que ya no duelan.
Llevemos tan solo
nuestros silencios
y nuestras palabras a tiempo.
El porvenir está por venir,
huyamos ya, engañémoslo.
Vayámonos lejos,
a un lugar donde la rutina
no nos aprisione,
un lugar vacío, para llenar.
Toma mi mano y volemos ahora,
que todavía es de noche,
antes que el sol se despierte
y caliente el asfalto.