viernes, 13 de julio de 2007

El otro sitio (Martín Cedrés)

probablemente desde el otro sitio
vio la lengua de tierra asomarse
la luz que bajaba desde el negro cielo
la descubría. Enorme.

No sintió soledad. Si miedo.
comprendió que todo aquello
formaba parte de un conjunto
donde él era parte.

La necesidad de cruzar se acentuaba
pero el agua avanzaba hacia sus pies pelados
el otro sitio se desvanecía.

Entrada la madrugada se asemejó con los juncos
la falaz idea lo lanzó a lo profundo
desnudo y sin sombra. Luchó.

El laberinto lo hizo parte del juego. Lo fue llevando. Su insistente obstinación por llegar al otro sitio lo llevó hasta la orilla. Tras apoyar su espelda en el barro fresco, se dejó seducir por el universo. Allí se durmió. La corriente poco a poco lo fue devolviendo al río.

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