Abigail no me pinta más mariposas
ni me pide besos cada vez que me ve,
creo ver a mi Abigail meciéndose ya
en brazos que no son los míos,
sintiendo otros labios sobre esas alas
con las que la vi volar lejos de mi.
Con agujas y tinta se dibujó en mi recuerdo
y ahora se va cargando con su belleza a cuestas.
Apuesto que Abigail todavía pide caricias
y suda por las noches,
solo que ya no estoy yo a su lado.
Abigail te hace volar de solo mirarla,
te hace reír el encontrarla enrredada en las sábanas.
Abigail murmura tan despacio
que es casi imperceptible,
pero yo la escucho
y ahora la oigo gritar desde lejos,
se esconde
y me mata la impotencia.
Diminuto espacio, tan encubierta como inolvidable,
tan oculta como hermosa.
Abigail, esto es irreversible,
pero no puedo negar lo mucho que te extraño
y lo poco que te olvido niña mía.

viernes, 13 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario