viernes, 25 de julio de 2008

Quien quemó las naves (Nicolás Gramajo)

Algo de tus labios
se quedo aquí, en los míos,
no se si el carmín
o algún trozo de piel seca,
pero como nunca,
te extraño.

También extraño el resto
de tu epidermis,
por donde mis dedos,
como rojos pies de hormiga,
caminaban piernas
hasta el fuego.

En tu cuello me colgaría,
compraría esas tierras,
pero ahora son inalcanzables,
yo mismo tapié esas puertas,
fui yo quien le puso las púas
a los alambres por los que ahora sangro.

Extraño tus manos sobre las mías,
tu abrazo en mi hueco,
tu desnudez en mi colchón,
pero esta vez fui yo
quien quemó las naves,
el suicida.

Hoy quiero girar el reloj de arena,
para atrás, a la inversa,
pero fui yo quien roció el veneno
en el plato por el que ahora agonizo.
Tu diste el “Buena suerte”
y yo el “Hasta luego”.

1 comentario:

Martín dijo...

ya no sé si se te habra echo costumbre eso de andar mirando el ultimo texto o si seguiras para abajo, buscando el posible reflejo, la palabra desprendida como un piojo de la cabeza. De mi duda solo te reflecciono éste, que no sé bien como llamarlo. entre tanto fuego el camino se nos hizo calle y ahi andamos, mas ciegos y menos duros, algo asi como un junco que se cree que va creciendo asi como vas asi como voy, que el humo de ese fuego lleue a tu chimenea y mande con un tinto las cosas (ese tiempo en que las metemos) a la puta que la pario, abrazo espero ir...