domingo, 27 de mayo de 2007

RELATO DE UN BESO (Anonimo)

La habitación se lleno de luz en la oscuridad,
Ella miró sus ojos llenos de miedos, llenos de ganas,
Rodeo su rostro con las manos sin poder mantenerlas firmes, hasta que una mirada de él reflejando ya menos miedo y más deseo, le dio confianza para acariciarlo, sintió cada parte de su rostro como lo más excitante que había tocado en su vida, el solo la miraba, ella siguió recorriendo..., acarició su pelo, sus ojos, las mejillas, hasta que llego a su boca a esta altura seca de tanta quietud, aunque lo suficientemente húmeda para mostrarse deseosa.
Sus dedos se centraron allí, rodearon los labios de él suavemente provocando un movimiento reflejo ante tal cosquilleo.
En ese instante se paro el tiempo, comenzó a acercarse, él seguía petrificado, hasta que los dos se desbordaron de calor, sus cuerpos se comunicaron y se conectaron en ese juego de seducción.
Sus labios se tocaron, un suave roce los humedeció, sus ojos se cerraron y la habitación nuevamente se oscurecía, todo lo demás dejó de existir, solo él y ella en un tierno e intenso beso.
Sus labios torpes al principio encontraron armonía, y sus lenguas jugaron a recorrerse sin correrse, fue el beso más real que ha sentido, estaba en su fantasía.

Frágil (Banquo)

¿Qué hay debajo de esa armadura de plata?
¿Qué hay debajo de esa coraza de fuego?
Tal vez un corazón indestructible.
Tal vez un alma que vaga en pena
en un cuerpo.

¿Qué hay detrás del mundo de tus pupílas?
¿Qué hay detrás del universo de tu ensueño?
¿Aparece alguna vez mi nombre?
¿Aparecen mis huellas en alguna parte
de tu sendero?

Pero tu armadura se vuelve frágil,
y flaquea donde yo más te siento;
en tu corazón, en tus ilusiones,
y en tu esencia.

Y aveces brota la risa pura,
esa que corta la respiración
y paraliza el tiempo.

Y aveces tus ilusiones y
tu escencia y
aveces tu aveces corazón;
muestran paz,
desnudando tu más transparnte divinidad .

La paz no es mas que el alma,
en su maxima expresión.

¿Qué hay debajo de esa armadura de plata?
¿Qué hay debajo de esa coraza de fuego?
Tal vez un suspiro comprtido, mutuo y no exigido
o tal vez un corazón que vaga solitario
en un cuerpo.

lunes, 21 de mayo de 2007

Cambio marfiles por botones de colores (Nicolás Gramajo)

.Temo ser demagogo
y aconsejar mis cobardías,
pero a estas horas de la noche
el miedo se convierte en valor.

Veo una cartelera con
asuntos pendientes pinchados,
que me espera desde lo que dura
una redonda con puntillo
y planifico sacar una a una
las agujas de mi muñeco gurú.

Por dentro te grito y te odio,
por fuera apatía,
por dentro rencor y aborrecimiento,
por fuera rostros de piedra.

Tus adicciones son mentiras y adulterios,
sumergir personas en tu tacho de basura,
y meter a otros en tus profundos bolsillos.

Lindas frases las tuyas, para un desconocido,
pero ya hace años que juego al ajedrez contigo,
al principio las fichas de tu tablero
eran botones de colores,
no lujosas piezas de marfil,
y ningún movimiento de las fichas (negras)
me puede sorprender.

No hay vuelta atrás,
ya no me divierten
tus chistes de mal gusto,
una brisa voló mi espejo retrovisor,
el agujero que dejó el clavo
en la cartelera es incorregible,
pero espero no necesitar nunca
poner otro en su lugar.

Se acabó la cerveza y los cigarros,
la vela ya se consumió,
mejor nos vamos,
cada uno por su lado.

sábado, 19 de mayo de 2007

Amnesia (Nicolás Gramajo)

Al salir del coma no me encontraba en el centro de tratamientos intensivos sino parado solo en el balcón de un segundo y a la vez ultimo piso, con un cigarro encendido al que le faltaba una mitad en una mano, una nube de humo en la boca, esta vez pensando en nada, y unas monedas en la otra resguardada en el bolsillo.
Mi camisa a cuadros remangada y desprendida. Parado bajo un árbol de hojas perennes y amarronadas que no me dificultaban ver el cielo gris, que a pesar de haber tormenta y ser de noche no estaba oscuro a causa del reflejo de las luces de la ciudad.
Muchísimo viento, relámpagos, truenos y una fina lluvia que aún no me mojaba, no lograban enfriar mi piel. Mientras las hojas volaban arbitrariamente, un antiguo y ruidoso automóvil pasó zigzagueando rápidamente entre la cortada línea blanca en medio de la calle, rompiendo el silencio.
Esta noche ha muerto la ciudad, imagino parejas felices mirando alguna comedia romántica en la televisión, jóvenes llenando sus interiores de alcohol, parejas de ancianos durmiendo espalda con espalda (tal vez en camas separadas) y una chica mirando a través de la ventana empañada de su apartamento, sola; pero todo entre las paredes y el techo.
La lluvia comienza a tornarse cada vez más fuerte hasta convertirse en diluvio, pero por alguna razón yo todavía no me mojaba. Esa soledad empezó a abrumarme y decidí que no quería ver más, ya era suficiente, y al cerrar la puerta de dos astas vi que sobre el filo de la mesa hacía equilibrio una taza de café vacía, con una diminuta capa de azúcar en el fondo que no se disolvió y me volvió a la cabeza la imagen de la chica parada en la ventana, solo que ahora me percaté de que usaba un pijama y tenía una taza de café caliente en su mano. Tal vez la conozca, tal vez ella a mi, pero creo que está un poco asustada por la tormenta.
Ahora que lo pienso, creo haberme dormido un jueves de noche, o más bien la madrugada del viernes, era feliz, tenía lo que quería, estaba rodeado de amigos y una novia que no se si alguna vez me quiso. El problema es que para ser el mes de marzo está demasiado frío, ¿hace cuanto tiempo estoy inconsciente?. Yo ya no luzco igual que a principios del dos mil seis, nada luce igual, creo haberme dormido en un balneario rochense y ahora no tengo ni la más remota idea donde carajo estoy, rodeado de edificios.
El caso es que levanté la vista y estaba la página en un perfecto blanco apenas dentro de la máquina de escribir casi escondida en un rincón de la habitación y supuse que escribiendo se iban a evacuar algunas dudas e iban a volver las cosas a mi memoria, datos esenciales como cuanto tiempo estuve adormecido, que ha pasado con mi pelo largo, que hago acá o quien se tomó mi café, pero mi esfuerzo fue notoriamente en vano, así que buscaré una cama en este lugar desconocido, y esperaré a que mañana alguien me explique que sucedió.

...

Me acabo de despertar lavándome la cara en un baño totalmente desconocido, tan desconocido como la imagen que se reflejaba en el espejo, salí afuera y la mañana (creo que es de mañana) estaba gris, no recuerdo nada, no se si estoy en Montevideo, Buenos Aires o Arabia, nunca en mi vida pisé esta casa, pero al cerrar las ventanas de la habitación vi que había una máquina de escribir chupándole los talones a una hoja con un texto sin punto final, al que me tomé el atrevimiento de continuar. Parecería como si en el estuviera escrito lo que me está pasando, además, el balcón, una furiosa tormenta, los cuadros de mi camisa, la taza de café y por sobre todas las cosas en la cabeza el rostro delicado de esa bella chica parada muy cerca de la ventana, mirando hacia fuera, en pijama, con una taza de café en la mano. No sabía que pensar, ¿lo habré escrito yo?, ¿a este mismo lugar vienen todos los que perdemos la memoria?, no, creo que no, me inclino más por la primera opción, porque ¿Cómo se explicaría ese recuerdo que invadía mi mente?. O sea que lo escribí yo, pero el problema fundamental es que estoy solo y no tengo a quien preguntarle, no he encontrado una puerta todavía, y la calle estaba desierta, supongo que es por el viento y el frío.
En el bolsillo izquierdo de mi pantalón tres monedas uruguayas, mi país natal, pero tal vez las traje conmigo a... quien sabe donde, en el bolsillo de la camisa una caja de cigarrillos importados y un encendedor, lo que me dio a entender que si, debo ser un fumador, así que haciendo honor a mi pasado desconocido encendí un cigarro en el balcón.
De repente, entre las hojas que volaban errantes por el viento aparece una pareja feliz bajo un solo paraguas, trato de gritarles y de mi boca no salió más que un desesperado susurro que no pudieron oír. Se ve que hace mucho tiempo que no hablo con nadie, no se hace cuanto que entré en coma ni se cuanto tiempo pasó desde que escribí el texto en la página ahora un poco amarillenta, y las cuerdas vocales se secaron y se acostumbraron al silencio.
Mientras ensayaba incansablemente para gritar con fuerza, sentí un alboroto en la calle y me asomé, no eran más que un grupo de jóvenes, más bien niños, alcoholizados que no se percataron de mis llamados. Me quedé ahí, parado, como al principio de la historia que quizás yo escribí, pensando en que sería de mí si esta rutina se seguía dando y cada mañana no podía recordar quien era, hasta que vi una pareja de ancianos (que seguramente durmieron en una sola cama la noche anterior) pero no pudieron oír mis lamentos por culpa de su sordera.
No sabía que hacer, tenía sueño, pero esta vez temía despertarme al otro día sin saber nada, así que me mantuve despierto. Una hora más tarde aproximadamente, aparecieron las ganas de fumar y esta vez, al salir al balcón me lleve una gran sorpresa, la lluvia se había calmado, las nubes parecieron diluirse transformándose en cielo azul y en la ventana de la casa de enfrente, a la misma altura, se encontraba la chica hermosa, casi perfecta, que creía recordar con su taza de café aparentemente vacía y su pijama rozado, desempañando los vidrios con sus pequeñas y delicadas manos cuando me vio.

jueves, 10 de mayo de 2007

Con la frente en alto y los pies firmes ("Lyla")

-¡Basta!- me dijo- ¡no quiero verte!, ¡no quiero escucharte. Ya no sos nadie!
Esas palabras me atravesaron como dagas.
-¿Por qué?, pensé en silencio.
Quizas fué su exceso de ego lo que me fué apagando hasta oscurecerme por completo,
y en mi cabeza solo pasaba el tiempo mudo.
Mi represión interna dejóme un sabor amargo, un sabor de más.
Una puntada atravesó mi costado más débil hasta dejarme de rodillas ante mi orgullo;
ese orgullo cruel, mi mercenario, mi verdugo.
Mis pensamientos manifestaron su necesidad de libertad violentamente; más bien
salvajemente.
En mi pecho brotó una sed de venganza que no me dejaba respirar, no me dejaba vivir en paz.
Así fué que reorganizé mis pensamientos, mis prioridades y entablé una estrecha relación con mi lado mas oscuro; ese lado en el cual permanece un frío sofocante; un frio que quema.
Sólo predomina el silencio de mi soledad; solo vence la fuerza de mi voz.
Sólo soy lo peor de mi;
lo que nunca pensé obtener,
lo que realmente soy,
o lo que querías que fuese.
Ya no me conozco, ni tengo el agrado de conocerme.
Tal vez gira así este mundo; en medio de trampas y engaños; ¿acaso debo hacer lo mismo?.
Arrastrar sentimientos, enterrándolos en el fondo del olvido hasta hacerlos desaparecer
y seguir caminando así, como si nada,
con la frente en alto y los pies firmes.

martes, 8 de mayo de 2007

Definiciones ("Wait")

Sus quejas hacían que el se sintiera
de algún otro tipo de especie,
sus ojos penosos no hacían más
que reafirmar sus exigencias.
Solo una mirada le bastó
para saber lo que ella buscaba
y así comenzó divagando
una lista de palábras
que el quiso convertir en conceptos.

Ella prefiere no usar el diccionario.

jueves, 3 de mayo de 2007

Delirios extracurriculares ("Sancho Panza")

Vive la vida sin esperar que otros hagan por ti lo de ti se puede esperar
No te hundas en la bruma de una sociedad que mata a sus héroes para convertirlos en mártires, no te quedes con la sensación de que lo único que te puede ayudar a pasar la necesidad es la sobriedad, no intuyas que tu camino esta errado por mas que este torcido y enredado, no dejes que nadie te diga por donde tienes que caminar ni que tienes que sentir, que no te digan como tienes que ser, no seas atrapado por el caudal comercial, no dejes que seas asimilado en la claustrofobia cultural, no mires al pasado como remedio de un presente defectuoso sino mira al futuro como oportunidad de esquivar los charcos embarrados, no pienses que ya no tendrás oportunidades de seguir adelante, no desprecies las distintas miradas
Por que quizás
Hasta el más cojo te ayudará a seguir adelante,
El más manco te dará una mano
Y el más ciego te mostrara el camino

La cajita de recuerdos de vos y yo ("Sancho Panza")

Tenía una cajita, muy chiquita
Llena de recuerdos de vos y yo
De vez en cuando la abría
De vez en cuando no
Esa cajita chiquita me recordaba
Lo que soy yo sin vos
Había recuerdos de todo tipo
Recuerdos lindos, recuerdos feos
Y en todos, en todos estábamos vos y yo
Había recuerdos de tardes veraniegas
Recuerdos de sudor y lágrimas
Había recuerdos de dulzura y comprensión
Recuerdos de peleas y obsesión
Esa cajita chiquita me recordaba
Tu número de teléfono y tu dirección
Había recuerdos de confesión y traición
Recuerdos de cama y fricción
Esa cajita chiquita ya no me recuerda nada
Esa cajita chiquita para siempre se cerró
Esa cajita chiquita, se rompió.

Leona herida ("Sancho Panza")

Suena en la selva el rugido de la leona herida
Sus heridas sangran dentro de sus entrañas
Brava y fiera no se entrega y sigue con la mirada en alza
Ya no ve la vida con los mismos ojos, esta cansada
Busca un lugar en el mundo que sea suyo
Busca un lugar en el mundo que no sea tan de otros
Busca un donde un cuando y un por que
El dorado pelaje de la leona brilla al sol del atardecer
Que ve sus pasos cada vez mas lejos
Perdiéndose entre los pastos secos
Lleva en su maleta un poco de tristeza y un puñado de ilusiones
Un corazón que late fuerte y un alma partida en dos
Esta leona tan mía tan de ella tan de nadie
sabrá que alguien a su regreso
Siempre la esperará

Mujer despampanante ("Sancho Panza")

Tanto amor no pudo entrar
En un solo corazón
Carnosos labios mirada desconcertante
Tanto amor repartido
De rincón en rincón
Bondadoso corazón de la mujer despampanante
No hay temor
De esconder la pasión
De encender la hoguera del amor
Se mueve como picaflor
De flor en flor
De vez en tanto recuerda como se llama
De donde viene
Y cuantos años tiene
Como sonámbulo va de cama en cama
Ganándole al sol
Guiñándole el ojo a la luna
Ganando admiradores ganando las miradas
Sin acordarse
De este pobre corazón
Que ya no late sino arde en las llamas
Encendidas de la chispa de su mirada
Sin acordarse
De este pobre servidor Que mil días
Y una noche con ella pasó