lunes, 12 de noviembre de 2007

Montevideo (Banquo)

Un ángel y un demonio
enceguecidos por un deseo.
Estaciones que marchitan el corazón
y que llegan antes al alma que al viento.

Recuerdos con fuerza de fuego.
Apuros con sabor a rutina y engaño.
Lunas que dibujan en la profunda noche.
Aire con cuchillos entre los dedos.

Niños que van (…) hombres que regresan,
transformando soledades de noche y cenicero
en amores imposibles o duraderos.
Es que Montevideo enamora a los estudiantes
y desenamora a los trabajadores.

Ciudad impenitente, arrepentida, perfeccionista,
insólita como ninguna,
poética como cualquiera.
Es que Montevideo por las tardes calla y piensa.
Es que Montevideo por las noche tienta y se tienta.
Y cuando llueve Montevideo;
se lava los pecados.

1 comentario:

Martín dijo...

habían migas de pan en el camino. a algún lugar me llevaban, y creo que este es el lugar, el blog, o el texto, que bueno es ver profundo a montevideo

saludos