Fumaba y reía como loca.
se dejaba llevar,
la fiebre no bajaba,
y la arena atravesaba sus dedos
como fantasmas
atravesando paredes.
Piedras gastadas,
qué sin pasaporte trajo el mar,
de playas hermosas y lejanas.
Multicolores conchas y caracolas
hechas añicos,
hicieron de piso para su vuelo.
Pernoctando en secreto,
en silencio,
libre como pez libre.
Llamando, cantando,
cual sirena entre rocas
en el valle de sus piernas.
El aire sobraba,
salía a borbotones.
La piel se estremecía
y los músculos se endurecían.
Cuando volvieron en sí,
el sol los había encontrado,
dormidos y desnudos en la orilla
como los restos de un naufragio,
oxidados y cubiertos de arena.
miércoles, 26 de marzo de 2008
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1 comentario:
Nico, que buen texto !!!
Aparte de que fa# es mi nota predilecta, como me gustaria encontarme con esa sirena por algun lado, jejeje.
Un abrazo Nico y arriba con la escritura.
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