Nació a la derecha de un ojo gris,
el izquierdo,
sin saber muy bien por que,
en una conjunción entre dolor y alegría.
Recorrió palmo a palmo
el costado de la nariz
y terminó en su boca
(la de el).
Cuando el tiempo desplegaba
sus alas de colores
y todo parecía ir en cámara rápida,
renació en la nuca y bajó
muy suavemente
por su espalda desnuda
como gota espesa de sudor
dibujando un canal bien a la mitad,
donde se unen las costillas.
Sin titubeos siguió corriendo
rumbo al sur por la blanca piel
desembocando en el gran valle
donde nacen sus piernas.
Allí, salada y solitaria,
se encontró con su mano (la de el),
que pareció encontrar el torrente
casi de casualidad.
Y su vida culminó cuando besó su frente
y depositó allí la lagrima (las de ella).
jueves, 25 de octubre de 2007
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