jueves, 1 de noviembre de 2007

Día tras día (Nicolás Gramajo)

Cuando abre el primer ojo, casi siempre el derecho, cada mañana, se encuentra con el retrato que él mismo dibujó a lápiz la tarde que la conoció, al costado del camino, hermosa y bohemia, joven. Retrato que ella dejó olvidado sobre la mesa de luz, apoyado a los pies de la lámpara cuando se fue.
Día tras día tras día tras día se levanta, pone un poco de agua calentar mientras se saca las lagañas, revuelve el café hasta que la caldera le silva y se sienta, y espera, día tras día. Logró adquirir la capacidad de mantener la mente en blanco por horas y horas, como dormido pero despierto, sin siquiera recordar, en un blanco purísimo, con la mirada perdida y la mente vacía, por horas, día tras día, siempre esperando.
Una vez al mes se renueva su esperanza cuando siente ladrar a su perro y segundos después ve al cartero llegar por le vidrio craquelado al costado de la puerta… solo cuentas para pagar y ninguna carta. Mes a mes paga religiosamente la cuota fija del teléfono por si un día se le ocurriera llamar y solo recibe llamadas equivocadas que le hacen brillar los ojos viejos y celestes por un momento y lo dejan pensando.
Todas las tardecitas se sienta en el sillón al costado de su cama, del lado de ella, y la mira mientras toma mate; y cada tanto, ceba uno y estira el brazo en dirección a la cama, como invitándola, sin darle importancia a que ya no estuviera allí.
Noche a noche reza por ella, rogándole que venga, que no sabe por donde salir a buscarla, y a mitad del Rosario cae en el efecto de las pastillas. Día tras día la misma rutina de no pensar en nada y esperar, una carta, un llamado, una postal de quien sabe donde o una visita que se la rompa, con una radio local de fondo a la que hace mucho que no le presta atención ni la apaga.
Se niega a regalar su ropa por si un día decidiera volver, sin saber que ya le queda muy holgada. Relojea su medicación y cada tanto se la arrima hasta la cabecera de la cama, dejándolas pudrir amontonadas. De vez en cuando le habla, le llora, le cela, le recuerda y le hace acuerdo que pase lo que pase, el la espera ansioso, con los brazos abiertos.
Año a año le corta unas flores del jardín descuidado, las acomoda en un ramo y la pretende despertar con la sorpresa de recordar su aniversario de bodas, aunque a veces cambie de fecha.
No ve, no escucha, no gusta, no huele, pero siente, siente una terrible melancolía y añoranza por ella, siente ese vacío, que en su compañía no era mas que una vacío acompañado. Siente amor, el verdadero amor, siente que el temblor de sus manos se incrementa cada vez que toca el vidrio lleno de polvo que casi no deja ver la fotografía de su casamiento.
Aún lleva puesta la alianza que cavó un profundo surco en el dedo, esa alianza que, valga la redundancia, simbolizó su alianza para toda la vida y más todavía, con ella. Alianzas que pasan una por dentro de la otra, inseparables.
Día a día vive, vive, solo eso, vive y espera, se sienta, se hamaca y espera.
Sus ojos lindos, tristes y perdidos se hunden cada vez más en la cara, se vuelven cada vez más blancos, sus cabellos canosos se hacen cada vez menos, pero su barba permanece afeitada, siempre. Ella odiaba que le pinchara en las mejillas.
Hijos, nietos, y bisnietos corren día a día frente a su casa, pero parecería que para importarle a alguien hay que estar muerto, para que alguien se acuerde de uno debe estar fuera de su vista, fuera de su alcance. Eso pensó Camila y decidió ser recordada, lo antes posible.
Esa mañana Martín calentaba agua para dos café mientras se quitaba las lagañas, y minutos más tarde una gabardina negra la llevaba, horizontal, dormida. Nunca mas la vio, pero día tras día la recuerda y espera encontrarla un día, llamándolo, tocándole el hombro, sin seguridad que esa sea su casa.

3 comentarios:

Martín dijo...

COMO UN SECRETO PARA LLEVAR, ASI ME LLEVO TU ULTIMO PARRAFO, DELICADO Y CON PERFUME DE ORACIONES DIFICIL DE NO QUERER OLVIDAR...

. dijo...

qué triste
espero que no me pase lo mismo

escribis muy bien, muy intenso, me dejó un sabor amargo, pero de todas maneras, tengo que decirte que es un texto bello, tan emotivo que me duele

un abrazo

Florenciaantunez dijo...

Muy pero muy bueno señor!
no no en serio bárbaro la verdad,
fue el primero que lei y me gustó mucho, es triste, pero llega llega muy al fondo, remueve los sentimientos de uno.
Esta hermoso!!
FELICITACIONES POR ESTA PÁGINA


f.-