Sentado frente a mi tumbra de madera rectangular observo
blancos fantasmas deambulando frente a mi
no es el mal quien los hace seguir su rutina diaria
es la necesidad de más poder la que los empuja
blancas paredes me aprisionan, me encierran
se acercan hacia mi cada instante que pasa
cada segundo que muere a mi lado cae como un puñal en mi espalda
la ansiedad me gana y ya no puedo esperar a conocer el mundo
el exterior se ve tan fácil, tan disfrutable, tan lejano
y es que estoy dando mi tiempo a un fin que no lo vale
y es que estoy entregando mi juventud a gente que no lo valora
y es que la vida se me pasa mientras los chanchos se enriquecen
de nadie es la culpa, de nadie el error, es una vieja costumbre
tan odiosa, tan vulgar, obligacion de lo que no tienen
elección de los que le sobranes la vieja costumbre que nos martiriza en general
que dura mínimo ocho horas y se llama trabajar
sancho panza
miércoles, 6 de febrero de 2008
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