viernes, 30 de noviembre de 2007

Legado de un viaje (Wally)

tiempos de soledad
se ha liberado la batalla
tu cabeza explota de deseos
y solo esperas que el tiempo pase

noches sin sueños
dias que esperan el momento
de encontrar en esa vuelta
una sonrisa encantadora

tal vez no lo pueda entender
pero el legado que dejaste
es mas fuerte que la mismisima razon

espero algun dia
lograr comprender como se hace
para seguir ese camino que empece

Sabanas dispuestas
amezanan convertir en realidad
los juegos inocentes que te hablé

Conexion irresistible
pensamientos descubiertos sin pensar
fueron cosas de esta trama del azar.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Todo está bajo control (Nicolás Gramajo)

Todos duermen y les descosen
el fondo de sus bolsillos,
al otro día se levantan,
se ponen todos el mismo disfraz,
la misma careta, y salen.

Como títeres corren por las calles,
todos en la misma dirección,
contando las monedas que les quedan
para comprar una BigMac.

Como máquinas,
automatizadas, programadas,
donde cada minuto
tiene una acción asignada, a la misma hora
que el día anterior y que el próximo.

Un día se cruzan un mechón por la frente
y al otro se dejan un cerquillo,
o se hacen una cresta y después se tiñen,
un día usan all star y jogging
y al otro zapatos de taco y calzas
o mocasines y bombacha de campo.

Un día toman daiquiri y al otro fernet,
un día fuman marihuana y al otro toman extasis,
un día escuchan beatles y al otro cumbia,
un día se tatúan la cara del Ché
y al otro son de extrema derecha.

Los modismos están a la orden del día
y atrás de eso están los latifundistas
lati-fundiendo la sociedad,
tomando champagne y fumando puros,
mientras deciden quien gana el partido de mañana
o donde va a ser la próxima guerra.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Vuela en sueños (Wally)

deja ya de pensar
en los fracasos
deja ya de pensar
en lo que duele

no es tu ausencia
la locura de las letras
de los valles sin frontera
ni siquiera

dejame saber que no mientes
llevame a un lugar alejado
donde podamos envolvernos
en alfombras de cristal

espiritus desconocidos
vieron nuestros cuerpos
se escondieron esa noche
sin pensar que podia ser
esa noche, la ultima tal vez

sabes que no se puede
mirar a alguien que no quiere,
saber que es lo que sientes
y perder es lo que duele

jueves, 22 de noviembre de 2007

Páginas de pétalos (Flo. A)

Diminuta, si diminuta
como en un punto en tu corta oración
así me veo.
Tengo un tu, tengo un yo, tengo pensamientos,
escribo y no se si lo hago bien.
Pero no me interesa.
Solo busco que me adjetives.
Que dejes esas simples frases sin sentido
y navegues conmigo en un libro todavía no escrito.
Tu y yo, seriamos autores de la obra menos actuada del mundo.
No habría secundarios, ni protagonistas.
Escribiríamos con el tiempo.
Viviríamos ahora, sentiríamos ahora.
Cada beso quedaría registrado con metáforas complejas, que solo tu y yo entenderíamos.
Paginas de pétalos, frágiles,
pero tan fuertes como cada una de nuestras miradas.
Comparaciones irreales, pero que para ti y para mi serian lo mas real que existe.
No se si en algún momento tendrá fin nuestro libro.
Porque el amor va mas allá de todo y nunca podrá expresarse por medio de letras.
Y la hora de la muerte, nada cambiara,
porque tu y yo creemos en el amor sin obstáculos,
nuestra obra será eterna, amor mío,
si tu y yo queremos perdurara por siempre.

Gracias Dios (Soñadora)

Es encantador:
dejame quererlo Dios mio,
sin miedos sin dolores,
sin secretos, sin misterios.
Danos tu bendición
y unenos tan profundamente
y con tanto amor
que solo podamos ser uno solo
en cuerpo y alma
como un rio y su rivera.
Quita nuestros sufrimientos pasados
que todo quede atras
como una mala pesadilla
para que todo pueda
ser solo amor, paz, unión y
felices puedamos caminar
todos sin sombras
bajo tu bello universo
tras tu rostro y tu verdad
2/02/2006

miércoles, 21 de noviembre de 2007

A media lengua (Nicolás Gramajo)

Cuanta frescura hay
en las palabras de un niño,
de una niña,
cuanta espontaneidad,
cuanta despreocupación,
y cuanta verdad.

Cuando se prenden en un abrazo,
sin mediar palabra, sin pedir permiso;
se aferran como un abrojo,
solo que desearías que fuera eterno,
envolviendo sus finos brazos
en tu cuello, sin decirte nada.

Cuanta sinceridad hay
en esa explosión de cariño,
tras la cual salen despedidos
sin pensar, sin especular;
en ese fuerte abrazo, en cuclillas,
en el cual se teme apretar demasiado.

Cuando apoya su carita inocente en tu hombro
y se queda quieto, sin nada para decir,
cualquier palabra estaría de más,
en un hermoso silencio que uno
no tiene mejor idea que romperlo
con una estupidez como ¿q pasó amor?;

nada pasó!
solo que los niños tienen esa virtud,
que muchos evitamos algunas veces,
de actuar por instinto, por impulsos.
No temen decirte veinte veces “te quiero”,
insultarte si es necesario
o estamparte un gran beso en la mejilla.

Nos retorcemos de la envidia
al ver la mirada limpia, ingenua,
en esos ojos que han visto poco;
que tienen la suerte de no conocer
la malicia de este cruel mundo
en el que crecerán y perderán
esa pureza hermosa en que se recubren.

Esas pequeñas y delicadas manos
que no se aburren de dibujar o de jugar,
cuando menos te lo esperas,
toman las tuyas, y las estrechan
solo para agradecerte por estar ahí,
solo para decirte sus ilimitados sentimientos,
sin decir ni una sola palabra.

martes, 13 de noviembre de 2007

Padre del yermo (Nicolás Gramajo)

Hace tanto calor en este desierto
que busco refugiarme bajo mi propia sombra.
Es tan áspera esta sed
que intento beber hasta las gotas de mi sudor.

Está tan desolada esta soledad
que ni la conciencia se atreve a hablarme.
Tan ardiente es este suelo
que los pies se rehúsan a caminar y a quedarse quietos.

Por culpa de esta hambre tan vacía
es que descubrí el asqueroso gusto de la arena,
y peor aún el sabor repugnante de mi carne torrada al sol,
acompañada por un trago de mis saladas lágrimas.

Este viento que parece tener
en la envergadura de sus alas puntiagudas espinas
que se incrustan en mi piel reseca,
sopla constantemente con furia, sin dar respiro.

Cada tanto saboreo como a un manjar
la gruesa y hedionda piel de alguna lagartija, sin quitarme el apetito.
Cargando con el peso muerto de este cadáver sin esperanzas
por este yermo desierto.

Sin dar tregua se encarga de esconder los oasis
cubriéndolos de piedras molidas y secas.
En el desconsuelo y por inercia camino,
sin saber hacia donde, perdido, sin brújulas ni mapas.

El día sigue a la noche, cíclica y consecutivamente
sin dar señales de vida, ni siquiera en mi.
La luna marca el camino por el que transitará el sol sin aliviar el ardor,
pero deja cerrar mis ojos para mañana mostrarme otro dia igual.

Y yo desnudo, en medio de esta nada,
donde los espejismos ya no logran ilusionarme,
me siento perder las partes, desarmándome,
consumirme de afuera hacia adentro, muriéndome,
en este inhabitado y desierto corazón.

Una Bohemia Genuina (Inés)

Por la ciudad camino buscando pisadas…

Tal vez huellas que me lleven

Aquel tren interminable donde el paisaje

Es la pintura mas preciada del bohemio cansado que no va a ninguna parte

Hoy el sol arde sobre las rocas dueñas de mis caídas, victoriosas de mis triunfos;

Un pasó más… una estrofa de la que me siento dueña,

Un reloj que solo frena cundo yo lo elijo

Que fantástica puede ser la vida cuando es libre…

Siempre quise ser jazmín y la misma naturaleza me enseño a ser rosal fresca, perfumada pero siempre con una espina para quien la quiera cortar…

Lunática Julieta… enamora de un espejo, desencantada de los príncipes y amante de los héroes. Hoy encuentro más escaleras para llegar a la luna, esa que quise alcanzar cuando era una niña… cuando creí todo posible, cuando existe el deseo y la voluntad queda correr tras un sueño hasta el fin de los senderos...

Pude ser muñeca y preferí ser Mujer

Pude ser minúscula y en verdad siempre intento ser mayúscula

pude aferrarme a un pasado pero comprendí que es mejor enterrarlo

Pude ser melancolía pero hoy sigo eligiendo la poesía

lunes, 12 de noviembre de 2007

Montevideo (Banquo)

Un ángel y un demonio
enceguecidos por un deseo.
Estaciones que marchitan el corazón
y que llegan antes al alma que al viento.

Recuerdos con fuerza de fuego.
Apuros con sabor a rutina y engaño.
Lunas que dibujan en la profunda noche.
Aire con cuchillos entre los dedos.

Niños que van (…) hombres que regresan,
transformando soledades de noche y cenicero
en amores imposibles o duraderos.
Es que Montevideo enamora a los estudiantes
y desenamora a los trabajadores.

Ciudad impenitente, arrepentida, perfeccionista,
insólita como ninguna,
poética como cualquiera.
Es que Montevideo por las tardes calla y piensa.
Es que Montevideo por las noche tienta y se tienta.
Y cuando llueve Montevideo;
se lava los pecados.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Día tras día (Nicolás Gramajo)

Cuando abre el primer ojo, casi siempre el derecho, cada mañana, se encuentra con el retrato que él mismo dibujó a lápiz la tarde que la conoció, al costado del camino, hermosa y bohemia, joven. Retrato que ella dejó olvidado sobre la mesa de luz, apoyado a los pies de la lámpara cuando se fue.
Día tras día tras día tras día se levanta, pone un poco de agua calentar mientras se saca las lagañas, revuelve el café hasta que la caldera le silva y se sienta, y espera, día tras día. Logró adquirir la capacidad de mantener la mente en blanco por horas y horas, como dormido pero despierto, sin siquiera recordar, en un blanco purísimo, con la mirada perdida y la mente vacía, por horas, día tras día, siempre esperando.
Una vez al mes se renueva su esperanza cuando siente ladrar a su perro y segundos después ve al cartero llegar por le vidrio craquelado al costado de la puerta… solo cuentas para pagar y ninguna carta. Mes a mes paga religiosamente la cuota fija del teléfono por si un día se le ocurriera llamar y solo recibe llamadas equivocadas que le hacen brillar los ojos viejos y celestes por un momento y lo dejan pensando.
Todas las tardecitas se sienta en el sillón al costado de su cama, del lado de ella, y la mira mientras toma mate; y cada tanto, ceba uno y estira el brazo en dirección a la cama, como invitándola, sin darle importancia a que ya no estuviera allí.
Noche a noche reza por ella, rogándole que venga, que no sabe por donde salir a buscarla, y a mitad del Rosario cae en el efecto de las pastillas. Día tras día la misma rutina de no pensar en nada y esperar, una carta, un llamado, una postal de quien sabe donde o una visita que se la rompa, con una radio local de fondo a la que hace mucho que no le presta atención ni la apaga.
Se niega a regalar su ropa por si un día decidiera volver, sin saber que ya le queda muy holgada. Relojea su medicación y cada tanto se la arrima hasta la cabecera de la cama, dejándolas pudrir amontonadas. De vez en cuando le habla, le llora, le cela, le recuerda y le hace acuerdo que pase lo que pase, el la espera ansioso, con los brazos abiertos.
Año a año le corta unas flores del jardín descuidado, las acomoda en un ramo y la pretende despertar con la sorpresa de recordar su aniversario de bodas, aunque a veces cambie de fecha.
No ve, no escucha, no gusta, no huele, pero siente, siente una terrible melancolía y añoranza por ella, siente ese vacío, que en su compañía no era mas que una vacío acompañado. Siente amor, el verdadero amor, siente que el temblor de sus manos se incrementa cada vez que toca el vidrio lleno de polvo que casi no deja ver la fotografía de su casamiento.
Aún lleva puesta la alianza que cavó un profundo surco en el dedo, esa alianza que, valga la redundancia, simbolizó su alianza para toda la vida y más todavía, con ella. Alianzas que pasan una por dentro de la otra, inseparables.
Día a día vive, vive, solo eso, vive y espera, se sienta, se hamaca y espera.
Sus ojos lindos, tristes y perdidos se hunden cada vez más en la cara, se vuelven cada vez más blancos, sus cabellos canosos se hacen cada vez menos, pero su barba permanece afeitada, siempre. Ella odiaba que le pinchara en las mejillas.
Hijos, nietos, y bisnietos corren día a día frente a su casa, pero parecería que para importarle a alguien hay que estar muerto, para que alguien se acuerde de uno debe estar fuera de su vista, fuera de su alcance. Eso pensó Camila y decidió ser recordada, lo antes posible.
Esa mañana Martín calentaba agua para dos café mientras se quitaba las lagañas, y minutos más tarde una gabardina negra la llevaba, horizontal, dormida. Nunca mas la vio, pero día tras día la recuerda y espera encontrarla un día, llamándolo, tocándole el hombro, sin seguridad que esa sea su casa.